miércoles, 16 de noviembre de 2011
La ciudad del Renacimiento.
El Renacimiento fue un movimiento cultural de los siglos XV y XVI, iniciado en Italia y propagado por Europa, que por extensión acabó dando nombre a un período de la civilización occidental caracterizado por la vuelta a la antigüedad clásica, como reacción contra la mentalidad teológica medieval. El término adquirió, desde entonces, connotaciones políticas, económicas e incluso religiosas. Desde el punto de vista artístico y citadino, es importante destacar que su producción y legado impregnó por los siglos a las más importantes ciudades bajo su influjo; tanto en arte religioso como en arte civil.
Los estudios sobre el Renacimiento son abundantes, pero es importante resaltar el trabajo de Jules Michelet: El Renacimiento, en el que practicamente acuñó el término; los estudios culturales de Jacob Burckhardt "La Cultura del Renacimiento en Italia" y los estudios sobre arte de Erwin Panofsky. Proliferan además los tratados sobre política, principalmente acerca de Maquiavelo; las investigaciones sobre el humanismo, de manera especial los relacionados con Erasmo de Rotterdam; y con los descubrimientos, la navegación y la geografía. Y trabajos especiales acerca de personalidades como Leonardo da Vinci, Miguel Ángel, Rafael, Tiziano, Tintoretto, Durero, los Médici, Lutero, Petrarca, Boccacio y Dante Alighieri con su Divina Comedia.
Desde el punto de vista de la arquitectura y el urbanismo, los renacentistas tenían las enseñanzas de la antigüedad romana y en especial el códice de Vitrubio. Con todo ello y dado el típico espíritu de los hombres de la época, se puede afirmar que la ciudad ideal del renacimiento era más una construcción intelectual y utópica.
Según el tratado sobre los cuatro vientos de Vitrubio (solano, que sopla del lado del levante equinoccial; auster, del lado del medio día; favonius, del lado del poniente y septentrio, del lado del norte) y la extensión a ocho de Andrónico Cyrrhestes, la figura ideal de la ciudad renacentista sería:
"Una ciudad cuya planta es un octógono rodeado de murallas. Cada lienzo de muralla se opone a un viento. En los ángulos del octógono, torres circulares muy salientes. Las razones de índole militar se suman a las consideraciones meteorológicas. La figura de la ciudad no puede ser cuadrada ni formada por ángulos muy salientes. Debe ser un recinto para poder ver al enemigo desde varios lugares; los ángulos avanzados no son propios para la defensa y son más favorables a los sitiadores que a los sitiados" (1)
La ciudad ideal, con planta poligonal, forma de damero o radiocéntrica o de trazado reticular o radio concéntrica, es propia de las soluciones ideales planteadas durante el renacimiento. En este sentido, la llamada Fortaleza de Palma Nueva, en forma poligonal, construida en la antigua república veneciana "es el más completo y perfecto de una ciudad estelar, el mayor alarde por conseguir una ciudad según los esquemas ideales del renacimiento".(2)
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